COMPLICIDAD DE MUJER
En mi vida tuve todo tipo de prendas, desde aquellas batitas acompañadas por sus escarpines, siguiendo por los vestiditos de franela con puntillas. En ese momento las madres eran tan adictas a lo rococó y a las combinaciones extremas que los roperos se asemejaban a los de Sarah Kay. Entrando en la adolescencia estuve muy descuidada, mis prendas eran de lo más alocadas, llenas de agregados e inventos a pinceladas. Siempre desordenada. Tanta ropa guardada a presión, parecía que si abrían las puertas saldrían como un volcán en plena ebullición. Al intentar poner orden con la puerta del dormitorio cerrada, encendía la radio para ordenar todo el día. Eso era un decir porque sólo doblaba lo que a la vista quedaría, lo de atrás seguía sufriendo cada arruga. Un día estaba tranquilamente apreciando el sol que entraba por mi gran ventanal y de la nada una angustia me invadió. Sabía que ese día llegaría. Era como una obligación síquica donar lo ...